viernes, 9 de junio de 2017

DESPUÉS EL AMOR, Miguel Hernández

      "No pudimos ser. La tierra no pudo tanto. 
      No somos cuanto se propuso el sol
      en un anhelo remoto." 



    No pudimos ser. La tierra
    no pudo tanto. No somos
    cuanto se propuso el sol
    en un anhelo remoto.
    Un pie se acerca a lo claro.
    En lo oscuro insiste el otro.
    Porque el amor no es perpetuo
    en nadie, ni en mí tampoco.
    El odio aguarda su instante
    dentro del carbón más hondo.
    Rojo es el odio y nutrido.
    El amor, pálido y solo.
    Cansado de odiar, te amo.
    Cansado de amar, te odio.

    Llueve tiempo, llueve tiempo.
    Y un día triste entre todos,
    triste por toda la tierra,
    triste desde mí hasta el lobo,
    dormimos y despertamos
    con un tigre entre los ojos.

    Piedras, hombres como piedras,
    duros y plenos de encono,
    chocan en el aire, donde
    chocan las piedras de pronto.

    Soledades que hoy rechazan
    y ayer juntaban sus rostros.
    Soledades que en el beso
    guardan el rugido sordo.
    Soledades para siempre.
    Soledades sin apoyo.

    Cuerpos como un mar voraz,
    entrechocado, furioso.
    Solitariamente atados
    por el amor, por el odio,
    por las venas surgen hombres,
    cruzan las ciudades, torvos.

    En el corazón arraiga
    solitariamente todo.
    Huellas sin compaña quedan
    como en el agua, en el fondo.

    Sólo una voz, a lo lejos,
    siempre a lo lejos la oigo,
    acompaña y hace ir
    igual que el cuello a los hombros.

    Sólo una voz me arrebata
    este armazón espinoso
    de vello retrocedido
    y erizado que me pongo.

    Los secos vientos no pueden
    secar los mares jugosos.
    Y el corazón permanece
    fresco en su cárcel de agosto
    porque esa voz es el arma
    más tierna de los arroyos:

    "Miguel: me acuerdo de ti
    después del sol y del polvo,
    antes de la misma luna,
    tumba de un sueño amoroso."

    Amor: aleja mi ser
    de sus primeros escombros,
    y edificándome, dicta
    una verdad como un soplo.
    Después del amor, la tierra.
    Después de la tierra, todo.
De "Cancionero y romancero de ausencias" 1941 1942

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