viernes, 7 de octubre de 2016

Confitería Las Violetas

Un paseo diferente en Buenos Aires: tomar el té en la Confitería Las Violetas

Un lugar distinguido y poco conocido para los turistas que llegan a Buenos Aires: la Confitería Las Violetas.
Vitraux de la Confitería Las Violetas, Patrimonio Histórico de Buenos Aires. Fotografía Walter Raymond
A solo 4 kilómetros de la Plaza de Mayo, unos 15 minutos de viaje a través de las siete estaciones en la línea A de subterráneos, tienes una opción para tomar el té en un lugar distinguido y poco conocido para los turistas que llegan a Buenos Aires: la Confitería Las Violetas.
El edificio fue declarado “Lugar histórico de la Ciudad” debido a su valor arquitectónico. Enormes vitraux, ventanales y boiserie de madera laqueada dan vida a sus salones iluminados con suntuosas arañas de cristales le dan al conjunto un estilo agradable, elegante y único para disfrutar de un desayuno, el té a la tarde o quizás una cena.

Frente de la Confitería Las Violetas, Patrimonio Histórico de Buenos Aires. Fotografía Walter Raymond

Un poco de historia
La avenida Rivadavia, era para 1870 un camino de carretas que unía la Plaza de Mayo con el lugar de veraneo de las clases pudientes denominado Flores, hoy un barrio más de Buenos Aires. La gran epidemia que azotó a Buenos Aires en esa época hizo que muchas familias decidieran alejarse hacia las afueras de la ciudad. En 1884, el 21 de septiembre,  se inauguró una confitería en una de las paradas del tranvía tirado por caballos para atender a los viajeros. Más tarde, en 1920, se construyó el actual edificio, en tanto, artistas, políticos y escritores reconocidos fueron animadores de sus famosas veladas.
Interior de la Confitería Las Violetas, Patrimonio Histórico de Buenos Aires. Fotografía Walter Raymond

Una anécdota de época
Se cuenta que uno de los visitantes ilustres de Las Violetas fue el gran jockey Irineo Leguisamo, amigo de Carlos Gardel. Leguisamo tenía una especial predilección por el dulce de leche, a tal punto que el chef creo una torta en homenaje a tan destacada figura; la torta “Leguisamo” que aún suele pedirse para acompañar el té.

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