miércoles, 4 de noviembre de 2015

La Corona del Inca, La Rioja

Uno de los secretos mejor guardados de la intensa geografía argentina. A 5.500 m.s.n.m. un cráter rodeado de penitentes de hielo con un corazón de agua increíblemente turquesa.


A 520 km de la capital de La Rioja, la Corona del Inca desafía a vivir una travesía ardua y plena de aventura. A sentir la adrenalina, a bordo de vehículos 4x4, de trepar por la Cordillera de los Andes, sortear obstáculos, seguir huellas de ripio entre lomadas de arena y atravesar ríos. A descubrir los escenarios más increíbles nunca imaginados. Lagunas de altura pobladas de flamencos rosados, paisajes dominados por penitentes y toda la magnitud de los altos picos cordilleranos. Un escenario gigante en el que el hombre se siente pequeño. Un lugar mágico de muy difícil acceso, del que solo los aventureros podrán dar testimonio.

El cráter Corona del Inca es un destino de impactante y singular belleza, inaccesible para la mayoría de los mortales. Y justamente por eso, uno de los preferidos de los viajeros más intrépidos. Para llegar hay que realizar una travesía que comienza antes del amanecer en las localidades de Vinchina o Alto Jagüe, el último pueblo en el camino que conduce a la Cordillera. Si las condiciones del tiempo son favorables y se cuenta con todo el equipamiento necesario, los expedicionarios parten a bordo de vehículos 4x4 en una travesía tan exigente como maravillosa. Se atraviesa la Quebrada del Peñón, la Reserva Provincial Laguna Brava –donde los flamencos rosados ofrecen una postal ineludible del viaje- y la Pampa del Veladero, un valle desértico del que emerge un sinfín de penitentes, imponentes montículos de hielo a los que ni el sol del verano hacen retroceder. Luego se emprende el ascenso más exigente, por una huella encajonada entre dos paredones de roca que cruza varias veces el lecho del río Veladero. La subida que continúa por el filo de la montaña, la presencia de arenas húmedas que dificultan el paso, el ingreso a un cordón montañoso con picos que rondan los 6.500 m.s.n.m. son experiencias inolvidables. A lo lejos, una cumbre nevada se distingue de todas las otras: el Cerro Pissis, a 6.882 m.s.n.m., el segundo pico más alto de América. Al final del camino está la mágica Corona del Inca: un cráter ubicado a 5.500 m.s.n.m. que alberga en su interior un lago de color azul intenso, formado por aguas de deshielo. Alrededor, los penitentes vuelven a mostrar sus figuras heladas. Todo es inmensidad y asombro. Pero a la travesía le queda un último tramo: descender a pie hasta la orilla. Porque la belleza del paisaje es tan extraña que hace necesario comprobar que no se trata de un sueño.


IMPORTANTE: Corona del Inca se puede visitar entre los meses de diciembre y abril en compañía de empresas especializadas que cuentan con el equipamiento necesario, asistencia logística, provisión de oxígeno, alimentación de alta montaña y equipos de rescate. La travesía dura un día completo.

REFUGIO DEL VELADERO - VOLCÁN CORONA DEL INCA (ANDES, Argentina)

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