jueves, 16 de abril de 2015

Lo que ya ha sido dado

Paseando solo en la lluvia, bañado en la consciencia, empapado de consciencia, la consciencia como gotas de lluvia, como el cuerpo sobre el que caen, como el splish-splash en la acera, como la inasible inteligencia que abre el paraguas en el momento más oportuno, haciendo burla del concepto de la existencia o no-existencia de un ‘yo’ separado. 

Y las gotas de lluvia susurrando que la iluminación que buscamos no se trata de un frío desapego, ni de la negación del mundo, ni de trascender el así llamado mundo ‘material’, no… se trata más bien de la inefable intimidad con la apariencia de la forma, con este siempre cambiante escenario de la vida, con sus colores siempre corriendo a través de las alcantarillas de la vacuidad.

“Ámanos”, susurran las gotas de agua. “Esto es todo”.

Y sonrío para mis adentros ante la seriedad y la locura, la inocencia cósmica de la búsqueda espiritual, la búsqueda de algo más que ESTO. Porque ¿Quién podría desear o buscar algo más de lo que ya ha sido dado?

Y aún así, las amadas gotas de lluvia siguen cayendo, y seguimos paseando, abrazados por un amor que no tiene nombre.

Jeff Foster

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