sábado, 2 de agosto de 2014

Clarissa Pinkola Estés

"Ella llega como una visión, o envuelta por el momento en otro ser humano que de pronto suelta algunas palabras sorprendentes e importantes para ti, las cuales necesitabas absolutamente. También puede aparecer como un desconocido que lleva a cabo alguna bondad deslumbrante y repentina para ti que quizás los sorprenda a ambos, pero que además te renovará de buenas maneras en ese momento, y quizás también a la otra alma. O sentirás el viento, el sol, o la lluvia, un panorama, una criatura o un inocente, e inesperadamente darás un enorme respiro que se siente como si una compasión de otro mundo te respirara a ti; y esto llena las angélicas alas de tus pulmones hasta el enésimo grado, y tu espíritu se sentirá refrescado de improviso. Tu alma ya no está afligida, sino que en estos momentos tiene una súbita paz. En estos casos y más, tu Madre, la Gran Mujer, ha corrido a tu lado en toda su plenitud, y con toda su fuerza."

Clarissa Pinkola Estés

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