jueves, 21 de marzo de 2013

Sincronicidad

No existen las casualidades: Todo es Sincronicidad

¿Has experimentado alguna vez el placer de encontrar a la persona exacta que necesitabas,
aparecida de la nada?, ¿recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te habías acordado sin motivo aparente?,
¿ese libro que encontraste al azar que responde a la duda que te tenía bloqueado?

Eso no es casualidad es sincronicidad…

La sincronicidad nos representa en el plano físico la idea o solución que mora en la mente
de la manera más fácil y sin apenas esfuerzo.
Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo,
sobre los demás y el universo.

Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia.

Sincronicidad es un término originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión
de los acontecimientos interiores y exteriores
de un modo que no se puede explicar
pero que tiene sentido para el observador,
es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida
que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.

La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo.
Al atraer lo que se le asemeja podemos leer
en la materia lo que realmente pensamos
sobre nosotros mismos y del universo,
y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver
convertido en realidad y lo que no.

Pero entonces diríais ¿y porque no vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos
como pequeños dioses creando lo que se nos antojara?.

Pues siempre depende de que en la mente
haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón, normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente
y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento, por el miedo a lo desconocido.

El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.

BEATRIZ F. DEL CASTILLO

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