viernes, 29 de enero de 2010

Contruye el momento



¿Eres feliz? Yo, no siempre despierto feliz. Pero sigo el consejo que mi padre y maestro el Rav Berg me dio desde un principio: construye el momento.

Lo único que podemos hacer cuando nos enfrentamos al caos y al dolor, es aceptar las cosas como son, y ser felices en ese momento. Lo ingenioso de esta lógica es que un momento lleva al próximo. Cuando ponemos todo nuestro esfuerzo para ver lo bueno, haciendo retroceder las dudas más oscuras e inyectando luz y felicidad, vamos al próximo momento cargados de esa energía.

Cambiar la energía, eso es lo que estamos haciendo. ¿Difícil? Sí. ¿Paradójico? Seguro. ¿Factible? Sin lugar a dudas.

Muchas personas están definitivamente en el hoyo, no es una noticia de última hora. Y creo que esta idea de construir el momento es muy importante. Esto no significa que tenemos que resignarnos a tener una situación o relación mala. Estamos acostumbrados a pensar, "No puedo ser feliz ahora porque tengo este problema, y si lo acepto, nunca voy a deshacerme de él."

La energía que te lleva a ser feliz, comienza internamente y produce un cambio en el nivel externo. Eso es lo bello de la vida: todo puede cambiar en un instante. Incluso cuando las cosas no son como tú quieres, si puedes entrenarte para ser feliz en cada momento, entonces verás cambios dramáticos más adelante.
Además, ¿por qué ser miserable e infeliz? Haz un recuento de tu vida. Si pudieras rehacer ciertas partes, ¿las harías con apatía, aburrimiento y miedo? ¿O cambiarías las situaciones con brío y confianza?

Esta semana, aléjate de los enredos de tus pensamientos negativos. Sácalos de tu mente. Fíjate que tan seguido tus sentimientos de desesperación y duda están en control. Practica estar emocionado y feliz, incluso cuando no lo estés.

Para hacerlo más simple, recuerda estos 3 pasos durante la semana:

Aceptar la difícil situación por lo que es
Ser feliz, a pesar de no serlo (¿lo captas?)
Cambia el momento, lo que te lleva a un nuevo proceso continuo de la felicidad
Todo lo mejor,
Yehudá


Fuente: www.soyespiritual.com

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